domingo, 1 de mayo de 2011

¿ ALUMNOS O ESTUDIANTES?
Escribo lo siguiente con el ánimo de ensayar y compartir una respuesta, cuando no hace mucho fui preguntado sobre si eran lo mismo un alumno y un estudiante y si son distintos: ¿Por qué hasta hoy seguimos llamándolos “alumnos”?.
ALUMNOS
Una versión, nos dice que la palabra alumno proviene del latín “a” (sin) y “lumno” (luz) o sea  “Sin luz”, cuya explicación tiene el defecto en que la “a” privativa es de origen helénico y no latino lo mismo que  “lumno”
Lamentablemente, esta acepción equivocada a dominado el mundo durante el siglo XX expresando inconscientemente el valor que le damos al estudiante, como la persona que no tiene la luz del conocimiento, que es ignorante y por lo tanto necesita del iluminador omnisciente llamado “maestro” o docente.
Es pues, la concepción que ve al estudiante como una tabla rasa en la que hay que ir “escribiendo” (iluminando) a lo largo de los años una serie de conocimientos pre establecidos, sistematizados en un programa, a través de unos métodos y técnicas, ofrecidos por unos maestros  (magister dixit). Es la concepción que ha permitido organizar los sistemas educativos en base a lo que se llamó “educación bancaria” donde hay que “depositar” o “grabar” conocimientos y cada cierto tiempo, ver cuán bien han sido depositados o grabados, utilizando para ello su propios paradigmas de “evaluación”.
ESTUDIANTES
Ahora bien, la acepción etimológica mas correcta (pero que fue relegada por la dominancia de la concepción arriba mencionada) es la que explica que alumno proviene del latín “alĕre” (alimentar), es decir aquel que es alimentado con nuevas experiencias y conocimientos, pero, sobre la base de sus conocimientos previos que todo sujeto tiene.
En esta línea de pensamiento se plantea la palabra estudiante: que proviene del latín “studĭum” que quiere decir, esfuerzo que pone el entendimiento para lograr conocer algo.
Es pues, si se quiere una nueva filosofía que da paso a una nueva teoría pedagógica, donde el estudiante ya no es el “sin luz”,  sino, es la “persona” que es producto del desarrollo histórico, por lo tanto, va asimilando poco a poco su cultura y que para eso necesita el concurso no sólo del docente sino sobre todo de su propio medio y esfuerzos por aprender.
Esta concepción es la que concibe la necesidad de replantear la función del docente mediador, del estudiante investigador y generador de sus propios aprendizajes; pero creo sobre todo, concibe también la necesidad de redimensionar el sistema educativo, el currículum, la formación docente, la escuela, la universidad como ineludible forma de buscar el desarrollo de nuestra sociedad.