sábado, 1 de febrero de 2014

El "FALLO DE LA HAYA" y la responsabilidad de la ESCUELA


Apenas se terminó de conocer el fallo de la Comisión Internacional de Justicia el último lunes 27 de enero, un amplio sector de nuestra prensa, se encargó de hacernos pasar el veneno de la verdad cual dulce néctar con sabor a un contundente triunfo peruano con frases como: ¡Ganamos 50,284 km2 de mar de los 66, 680 que solicitamos a la Haya!, ¡El pueblo peruano salta de alegría!, ¡Tacna está feliz y emocionada!, ¡Viva el Perú Carajo!
Sin embargo, los efectos, aun de los mejores brebajes suelen pasar, después del cual las personas somos conscientes y nos enfrentamos otra vez a los aspectos de hecho que constituyen la ineludible realidad. Por ello, es entendible la respuesta de muchos  activistas patrióticos así como de sectores como los pescadores artesanales y de peruanos y peruanas de a pie -principalmente de la histórica y heroica Tacna - que no sienten ninguna emoción, menos saltan de alegría, por el contrario, sienten frustración y rabia, pues ven el fallo de la Haya, como una gran derrota, frente a la esperanza de reivindicar el mar de Grau.
En primera instancia, debemos tener en cuenta que el fallo duele, porque la propuesta peruana es técnica e históricamente legítima, la de la CORTE - a juico de muchos - es jurídicamente “salomónica” pues ha tratado de satisfacer creativamente a ambas partes, aspecto que nos permite plantear que: El FALLO ES LEGAL, PERO NO ES JUSTO Y ES ANTI HISTÓRICO como primera conclusión.
Es cierto, si la historia fuese jurisprudencia vinculante y se impondría la razón y  la justicia, seguro que la sentencia de la Corte de la Haya hubiera fallado por la línea equidistante; pero, claro está, el derecho es el derecho y no siempre es justo y dentro de todo lo bueno y lo malo, lo cierto, es que para los entendidos y bajo la lógica del Derecho Internacional Marítimo, el Perú obtuvo una victoria parcial, aproximadamente el 70 % de la demanda solicitada por nuestro país según el mismo Presidente Ollanta. Es cierto también, que todo fallo de la Corte es vinculante, final y sin posibilidad de apelación, lo que obliga jurídicamente a las partes a cumplir la sentencia más aun si son países miembros de las Naciones Unidas.
Por lo tanto, en segunda instancia y luego de la primeras reacciones POST FALLO viene la fase de la implementación, fase que está a cargo del equipo diplomático de los intervinientes; empero, es preciso señalar también, que en este cometido los ciudadanos conscientes, maestros y estudiantes peruanos tenemos no sólo el derecho, sino sobre todo el imperativo de asumir responsabilidad solidaria en su implementación, pues si bien, la sentencia nos restituye definitivamente para nuestras 200 millas soberanas el llamado "triángulo externo" que Chile consideraba alta mar, y por lo tanto ejercía aprovechamiento en la pesca de consumo humano o industrial; pero existen aún, pendientes por interpretar, definir o tal vez interponer revisión, por ejemplo el caso de la costa seca por el “triangulo terrestre” que el país vecino se adjudica, en virtud de que la CIJ[1] traza el paralelo de las 80 millas para el límite marítimo tomando como referencia el Hito N° 1, desconociendo el punto concordia que es el límite de la frontera terrestre entre ambos países.
Entonces, frente a los hechos y lo que toca por asumir en adelante, es innegable la importancia y la responsabilidad de la escuela a efectos de tener ciudadanos conscientes, con real y cabal conocimiento acerca de esta y otras situaciones históricas y actuales que tengan que ver con nuestra soberanía y las relaciones bilaterales. Sin embargo, lo que imaginamos el debe ser se desmorona por el es de nuestra realidad educativa; sino, sólo démosle una mirada al currículo escolar vigente, y nos percataremos que nuestros estudiantes tendrían que esperar cursar cuarto o quinto de secundaria para que en el área de Historia Geografía y Economía o en el de Formación Ciudadana y Cívica puedan recién tratar y discutir estos temas; razón por la cual, nos obligamos a plantear la segunda conclusión: urge planificar y priorizar algunas tareas o acciones de ejecución inmediata y mediata en las escuelas y las instancia de gestión educativa, a fin de lograr estudiantes conocedores del tema y fortalecer su identidad, el civismo y la conciencia histórica nacional; tareas que me permito sugerir:
  • Campaña agresiva de ampliación de información sobre los detalles del fallo considerando los beneficios, desventajas e implicancias económicas y productivas a través de textos oficiales, cartillas o folletos. Esto a iniciativa y responsabilidad del MINEDU
  • Revisión del MARCO CURRICULAR en busca de aprendizajes fundamentales que garanticen la formación integral de los estudiantes pensando en un Proyecto País, con ciudadanos no sólo competentes y competitivos en la dinámica de producción y generación de riquezas, sino también en la búsqueda permanente de un hombre libre, consciente y con sensibilidad histórica y social.
  • Lo anterior obligaría a poner en revisión la política de producción de textos y cuadernos de trabajo para las Instituciones educativas públicas del país, incidiendo en los textos de secundaria con enfoques y opiniones diversas y cierta complejidad que permitan mayor conocimiento y análisis de la realidad nacional en busca del desarrollo del pensamiento complejo y científico.
  • Durante la primera semana de iniciada las clases, se debe generar en las aulas de las instituciones educativas espacios de reflexión sobre temas como: análisis de los hechos históricos que conllevaron a llevar el diferendo a la Corte, los argumentos del Perú y Chile y también sobre el mismo fallo. Labor que nos obligaría como maestros a que primero seamos nosotros los acuciosos inquisidores y conocedores profundos del tema, y tal vez no necesariamente repitamos lo que el catecismo oficial nos dicta.


[1] Comisión Internacional de Justicia o “Corte de la Haya”. Es el máximo órgano judicial de las Naciones Unidas creado en 1945.