lunes, 28 de marzo de 2011

El profesor y el efecto Pigmalión en las aulas
Ocho años a. C. Ovidio[1] el más fecundo de los poetas latinos, nos cuenta el mito griego de Pigmalión, quien rey de Chipre y a su vez un excelente escultor, en una ocasión tomó un bloque de mármol y comenzó a esculpir la mujer de sus sueños; culminado su propósito, se percató que la estatua era tan bella y perfecta, enamorándose perdidamente de ella a tal extremo que la trataba como si fuese real. El mito continúa cuando Afrodita al conmoverse por el inmenso amor que éste sentía por la estatua, le concede la gracia y la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión. Así nació Galatea, su mujer ideal.
Esta figura mitológica, ha dado lugar a un concepto importante en la Psicología Social conocido como “el efecto Pigmalión o la profecía autocumplida”, para describir el fenómeno psicológico “mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otra afectan de tal manera en su conducta que la segunda tiende a confirmarlas.
Hasta hoy, no son pocos los estudios sobre todo de psicólogos y pedagogos que estarían confirmando el efecto Pigmalión, así podemos mencionar la experiencia de Robert  Rosenthal y Lenore Jacobson que en 1964[2] realizaron un experimento en una escuela de una pequeña ciudad californiana. Para eso dieron a los profesores una relación de alumnos diciéndoles que tenían una capacidad superior para el aprendizaje y la creatividad, los mismos que habrían sido seleccionados mediante un test muy confiable; sin embargo, todos habían sido elegidos al azar. Culminado el curso, se comprobó que el grupo experimental considerado por sus profesores como los más capacitados, realizó mayor avance intelectual que el resto.
Los resultados arriba mencionados, se explican por la creencia de los profesores de trabajar con un grupo de estudiantes muy inteligentes y creativos generándose casi inconscientemente una expectativa positiva en cuando a su performance. Bien, pero trasladando lo manifestado a nuestra práctica pedagógica cotidiana y ahora que iniciamos un nuevo año académico, nos planteamos las siguientes interrogantes:
¿Cuáles son las expectativas que tenemos con nuestros estudiantes y como influyen en su desempeño y rendimiento académico?
¿Qué debe hacer un docente para lograr el efecto Pigmalión en sus estudiantes?
1.   En un intento de responder la primera interrogante diremos: Es una constante por ejemplo que al finalizar el primer día de clases, un docente termina no sólo con anhelos y expectativas positivas sobre sus estudiantes, sino también con prejuicios y pronósticos negativos como: “vienen muy limitados del grado anterior”, “no van a rendir como quisiera” e incluso ya tiene definido su situación final “estoy seguro que la mayoría van a reprobar”.  Lo preocupante es que este tipo de anticipaciones van a influir negativamente en el trabajo posterior del maestro, incidiendo necesariamente en el poco aprendizaje del estudiante y lo más terrible como lo plantea la psicología, haciendo que estas profecías terminan cumpliéndose.
2.    Por otro lado, como respuesta a la segunda interrogante y para cambiar el escenario anterior, planteamos que el docente es quien tiene la tarea y la responsabilidad principal, debiendo en primer lugar revisar sus expectativas pues muchas veces se actúa en forma incomprensible y contradictoria. Paralelamente deberá implementar una serie de cambios en sus actos y actitudes, que le permitan estar más cerca a las expectativas e intereses de sus estudiantes identificando cualquier signo de capacidad, de talento y valorar las mínimas aportaciones que estos hagan en el desarrollo de las sesiones.


[1]Libro X de  Las metamorfosis
[2] Rosenthal, R. y Leonore J. (1968). Pygmalion in the classroom

3 comentarios:

  1. En primer lugar saludos mastro que bueno que escriba estos temas, porqeu son asuntos importante que no olo debe tener en cuenta la educcion sino tambien sectores laborales, productivos, etc.
    Ssludos.
    Teo.

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  2. COMPARTAMOS ESTA IDEA SOBRE LA EDUCACIÓN ÉTICA QUE TANTA FALTA NOS HACE EN ESTOS TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE....La educación ética no sólo contempla la instrucción ética en el sistema de enseñanza. Cada sociedad forma una idea de aquello en que consiste la riqueza del hombre y cual vida es digna o indigna de llamarse humana.La educación en ética adquiere, por esta razón,marcos que atrapan la sociedad en su conjunto y, esto va, desde lo axiológico, pedagógico, psicológico, ideológico y lo sociocultural, entendiendo en este último contexto la educación en la comunidad y más específico en la familia. Juegan un importante papel las instituciones y organizaciones, así como los medios de difusón masiva.La educación en ética incluye la educación en valores aunque no la agota. Ella necesita, en estos tiempos, de crisis de los valores, enfocar su contenido a garantizar un modo de vida digno,acentuando su función en el enriquecimiento de la vida espiritual del hombre. No sólo de pan vive el hombre, dicta el viejo proverbio.La educación en ética debe estructurarse teniendo en cuenta la utilización órganica del tiempo como criterio de progreso de la personalidad. La historia de los hombres no es el tiempo, es su actividad. Por esta razón las políticas orientadas a elevar el bienestar de las personas no deben encerrar en sí sólo el aumento del nivel de vida sino de estímular la comunicación y el contacto entre la gente según sus intereses comunes durante el tiempo libre que deja el trabjo principal.
    Es la educación en ética que se imparte en los centros de enseñanza. Puede articularse a través de asignaturas como filosofía, religión, catequesis, ciencias sociales y ética, además de formaciones específicas (educación sexual, para la no-discriminación, etc.) y en tutoría. Los temas de ética se tratan de forma transversal en el resto de materias de la educación formal, sean comunes u optativas. La educación ética y en valores puede ser entendida como una reflexión sobre la moral, o como un espacio para practicarla. Entendiendo moral como la práctica de los valores de una comunidad determinada.
    El objetivo central del proceso de educación ética(4) consiste en perseguir la construcción de una personalidad ética sólida, apoyada en el desarrollo de una conciencia moral autónoma. La construcción de una personalidad ética sólida incluye al menos tres niveles diferenciados, que deben interactuar de modo permanente e integrado. SALUDOS ESPERO RESPUESTA...
    INTIBER

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  3. Estimado amigo y colega INTIBER, saludo tu comentario y estoy de acuerdo con que en lo borrascoso del tiempo que nos ha tocado vivir, seguro que la educación ética es una necesidad ineludible que tenemos que asumir desde los diferentes frentes e instancias.

    SALUDOS.

    Olger

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