jueves, 31 de octubre de 2013

EL DESTINO DEL CRIOLLISMO Y LA CANCION PERUANA


En la actualidad y desde hace no pocos años, cada 31 de octubre los peruanos en especial las nuevas generaciones manifiestan un lamentable desconocimiento y argumento sobre los motivos porque prefieren celebrar “Halloween” en desmedro del festejo de “nuestra Canción Criolla”. Lo cierto, es que una vez más, se puede constatar con bastante preocupación que en la otrora Lima criolla y aun en los pueblos recónditos de nuestro país, la “noche de brujas” es el motivo de mayor celebración de los niños y jóvenes ante la mirada pasiva de los mayores, padres y maestros.
Por ello, se hace necesaria la reflexión objetiva sobre este comportamiento social para entender mejor el destino de la canción criolla y por extensión de nuestra canción peruana en general. empero, primero conviene iniciar con una breve reseña de ambas celebraciones:
El Día de la Canción Criolla fue promulgada por el presidente Manuel Prado y Ugarteche el 18 de octubre de 1944, trasladándose luego al 31 para que todos los peruanos celebremos nuestra música, coincidentemente en 1973 muere Lucha Reyes en esta misma fecha, por lo que el 31 se hace aún más popular entre la población. Por otro lado, no está de más recordar que los años veinte fueron sus mejores años con temas como “El Plebeyo'' de Felipe Pinglo Alva, posteriormente, de los años 50 en adelante, Chabuca Granda, Lucha Reyes, Augusto Polo Campos, Luis Abanto Morales, los Embajadores Criollos y muchos otros le dieron un nuevo sitial como parte de la riqueza cultural y popular de nuestro país.
En cuanto a la fiesta de Halloween, podemos decir que es una celebración pagana, proveniente de los Celtas, el 31 de octubre marca en su calendario el fin del verano y se creía que ese día las almas podían salir y ocupar cuerpos de seres vivientes para resucitar. De tal modo la gente contrarrestaba la llegada de los espíritus decorando sus casas de forma tenebrosa, por ejemplo colgaban en la entrada huesos o esqueletos y así las almas se asustaban y se iban.
Terminada esta breve reseña, conviene también recordar al gran César Vallejo quien decía Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia el”[1] en cuyo ejercicio extrapolativo se entiende que, la música viene del pueblo y debe ir hacia el como la más genuina expresión de sus vivencias, amoríos, alegrías y tribulaciones pero también de sus esperanzas y desengaños. Sin embargo, bajo los cánones de una sociedad consumista, burguesa y mediática; las reales vivencias, sentimientos y necesidades del pueblo y de la juventud, simplemente no interesan, por el contrario estos deben supeditarse a los intereses de empresas discográficas, que con el afán de generar mayor riqueza para sí y confabulados con la mayoría de los medios de comunicación de masas, sólo graban y promocionan espectáculos de música “comercial” “moderna” “bailable”; desarrollando y masificando sólo el arte por el arte y por lo tanto la música por la música.
Esto explica, porqué el olvido y la poca promoción de temas criollos de Felipe Pinglo Alva, Adrián Flores Alván, Luis Abanto Morales y muchos otros (sólo reconocidos como compositores criollos, pero poco conocidos y menos interpretados en sus temas con contenido de sensibilidad humana y social), explica también que mientras el Estado, los maestros y los padres no entendamos el verdadero rol del arte y la música poco haremos por la  vigencia y desarrollo de nuestra musica criolla, claro está, otorgando todo el espacio y ventaja a otras constumbres como la noche de Halloween.
Por extensión, esta misma realidad también se constata con nuestra canción peruana, que a partir de la década del 70 y 80 emulando al movimiento latinoamericano de la “nueva trova”, surgiera como una nueva propuesta configurando la ineludible necesidad y el lanzamiento de temas como “el Perú nació serrano” de Rómulo melgar, “el hombre” de Ranulfo Fuentes, “flor de retama” de Ricardo Dolorier, "la rosa roja” de Walter Humala Lema, etc. que dibujaron el momento político y social de esos tiempos, pero que en la actualidad tampoco tienen espacio por estar de por medio lo intereses económicos de la musica comercial. 
Finalmente, y volviendo al criollismo, dejar claro también, que hoy a la luz de la dinámica social, la otrora Lima del “puente de los suspiros” ahora también es la de las “esteras del arenal”, y aquella del “caballero de fina estampa” ahora también es de “los provincianos”  que llegaron y llegan con su propia cultura y música, pero también con el sueño y la esperanza de un mañana mejor para sus hijos, en un país más equitativo y justo. Por ello, ahora la canción criolla ya no es exclusiva del limeño de antaño, sino, debe ser entendida en su sincretismo como la canción del pueblo igual que la canción de las diferentes regiones de nuestro país.
Felizmente, el Perú es grande y su riqueza humana permitirá que cada uno de nosotros los peruanos, padres y maestros de escuela seamos los genuinos embajadores de la verdadera y “Nueva Canción Criolla” y “Canción Peruana”, evitando que sea asfixiada por interés supinos y se imponga por su propio peso, a costumbres como la celebración de “Halloween”asumiendo la consigna que dice “primero lo nuestro, después el resto”.

[1] Versos del poema Himno a los voluntarios de la República.

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